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¿Quién eres?
se pregunta el filósofo,
también el psicoterapeuta,
incluso el clérigo moderno;
la gran pregunta es extensa.
Está claro que no eres carne
aunque habites en vasijas nuevas,
quizá tampoco seas la mente
como algunos aducen de forma cierta.
Ni tan siquiera el fruto de un pasado
pues sólo existe el ahora.
Ni lo que algunos gobiernos quieren que seas,
un mero siervo autómata.
No eres el sol de la tarde,
aunque se ponga tras tu cabeza,
ni ese soplo dormido de aire
que de repente despierta.
Aunque sí que eres la sangre
que corre por tus venas
cuando quien se atreve con la respuesta
es una aprendiz de poeta.
También la canción de cuna
que oías de pequeño, de pequeña,
o el maravilloso rumor de las olas
que de vez en cuando se acercan.
Eres el amor de una madre
y horas de trabajo y escuela,
no el coche que no has pagado
ni multas ni hipotecas.
Eres el silencio dormido de la luz de las estrellas.
Ese que ante Dios se levanta, se postra y despierta.
La cancela que cierra al frío.
El espacio de las estepas.
Eres hijo, eres hija,
del Cielo y también de la Tierra.
Eres un "valle de lágrimas"
con potencial para dejar de ser drama.
Con Conciencia.
Eres la lucha del pobre,
el mendigo en las aceras,
pero también el que tiene y comparte
y a la vez no eres nadie.
¡Benditas creencias!
Eres un frágil suspiro constante,
un complejo algoritmo en una pieza,
Vida que no deja de vivirse,
calma y también tormenta.
Eres el Ser que ya eres
y que siempre será en esencia.
Lo más elevado si aceptas eres,
y no miedo ni violencia.
¿Sabes lo que dicen
los guardianes de la Tierra?
Que ni tan siquiera eres ADN
sino... ¡Sueños!
¿A qué esperas?
Anna.
8.5.20
