Después de regalarme un super planazo de sábado noche y de haber visto, atentamente, un par de docus de la 2, he tomado una mayor y clara conciencia de cuál es la situación real del "mundo" de donde sale la materia prima de un producto que hace las delicias tanto de niños como de adultos en los países más pudientes: el cacao. El chocolate. Producto que los niños de los países productores no han ni tan siquiera visto -por increíble que pudiera parecer- en la mayoría de los casos, y cuyo precio ha ascendido de una manera muy importante en los últimos años mientras que las gentes que lo cultivan los beneficios que perciben son ínfimos, además de esconder una flagrante esclavitud y unas redes establecidas de trabajo infantil ilegal porque...
"El verdadero problema es el salario vital" ya que...
"Ser responsable es más caro".
Heidi Hautala.
Eurodiputada por Finlandia.
Pero tan sólo 30 céntimos de euro al día, para estos agricultores puede suponer, como dice en uno de los documentales -franceses ambos y de no hace más de cuatro años- la frontera entre el horizonte de la miseria y el comienzo de la esperanza.
Además del no menos importante tema de la deforestación brutal en los últimos años, incluso de bosques "protegidos", como es el caso de Costa de Marfil. Pero algo tendrán que hacer las grandes corporaciones para mejorar realmente las condiciones del trabajo en las plantaciones de cacao porque estas están decayendo en sus producciones bastante alarmantemente y ya no podemos consentir que acaben con más superficies de bosque.
En este sentido se está trabajando in situ con árboles de cacao de laboratorio, con crecimientos más rápidos que quieren hacer extensivos. Pero los agricultores necesitan un precio más justo por su trabajo y... todavía, desde el no llega euro el kilo, precio en el que sale la mercancía de su lugar de origen hasta el precio en el que llega a su destino, hay una más que notable diferencia. Así, incluyendo escaseces provocadas artificialmente en muchos de los casos por el exportador, hasta que el producto llega a manos de un chef propietario de un establecimiento de alta cocina, por ejemplo, un kilo de materia prima puede llegar a los 15 euros tranquilamente. Y eso sin contar los "especuladores" de los distritos financieros... que hacen que los precios varíen de un minuto a otro, debido también al gran volumen de este artículo con el que "se comercia" a escala mundial. En fin... Un mercado inestable, como tantos otros hoy en día, que también se olvida que es gracias a la Tierra que podemos tener esas materias primas.
Podrás pensar que hay artículos que no han subido de precio en los últimos años tan significativamente como para poder creerte testimonios de este tipo. Pero es que muchas de las grandes empresas que casi monopolizan este producto, como tantos otros, rebajan la calidad o incluso el contenido del mismo en su producto final de venta al público, por ejemplo, en las grandes campañas como las fiestas navideñas, donde también incluyen envoltorios más que bien pensados, estudiados e irresistibles para aumentar el precio del precioso y delicioso contenido en más del doble en la mayor parte de los casos como poco, etc., etc.
Aunque, como siempre, gracias a la vida hay honrosas excepciones, como un par de maestros chocolateros franceses que pagan bien a los productores -esta vez en Perú- yendo ellos mismos -por lo que prescindiendo de intermediarios- para asegurarse la provisión, tratar justamente a sus proveedores, poder seguir realizando bien su trabajo, y ofrecer a sus compradores productos sin engaños, no rebajados en su calidad. Es de loar que alguien se sacrifique hasta ese punto para que todos ganemos, sin bajar los estándares de calidad de su trabajo. Como dice el dicho: ..."como en botica"... Es el precio de la "responsabilidad" pero... ¡qué bien se acuesta uno cuando tiene la conciencia tranquila! Claro que... es precisamente el primer paso... tener conciencia. ¡Ojalá cada día más seres despierten a Ella! y el comercio, además de todas las cosas, pueda llegar a ser "justo" de veras, respetando a los niños, a las manos que cultivan y recolectan y a la Madre Naturaleza.
Anna.
27.6.20