Sobra bastante mala leche
y kilos de alcohol y nicotina;
así no habrá, para algunos,
tantos baches en la vida,
ni para otros,
consecuencias no pedidas
o ni siquiera merecidas.
Sobra la poca vergüenza
de no ocuparse de lo que realmente importa,
y no sólo en las alcurnias,
pero sí el llevarse las manos a la cabeza
cuando un padre borracho, aparcando,
mata a su hija. ¡Qué cosas!
¡Cómo está la cosa! dicen algunos,
y ¡la juventud!, dicen las otras.
¿Habrá de venir Jesús de nuevo,
en el templo, en las casas,
en los bares, en las calles,
en las plazas
y volver a "echar" a los "fariseos"
del Reino del Padre?, ¿a patadas?
Mejor hincar las rodillas
-que la violencia no sirve para nada-
en la tierra y en los mares
y comenzar a,
de verdad,
respetar a los otros
y respetarse.