Sufrí.

Y SUFRÍ.

Por los que sufren en silencio.
Por el silencio de los que sufren.
Por los sin techo y los derrumbes.
Por las sábanas mojadas de lágrimas tristes.
Por las más turbias profecías de los que no construyen.

Por la noche más oscura en la más oscura cima.
Por los deseos insatisfechos de pureza concebida.
Por el más doloroso duelo.
Por la inercia sin salidas.
Por la luna que que no cesa,
por el rayo del mediodía.

Por los que tienen hambre 
y sed de justicia, 
no sólo de medicinas.
Por la fe de los mayores
cuando la ven hacerse ruina.
Por el crujir ceniciento 
de los quemadores de encinas.
Por el andar zarriento 
entre espigas mortecinas.

Por los que han hecho las guerras, 
por los que las facilitan. 
Por las necias cortinas de humo 
que esta sociedad dibuja.
Por la maldad que ahora
se deshace en mi retina.
Por los paños calientes y
los rebeldes sin medida.

Por los desastres naturales.
Por la violencia incluso física.
Por los malestares variados.
Por las soledades sin Castilla.
Por los niños violados.
Por los que lo hacían.
Por el daño causado en todas 
y todas mis vidas.

Por el lobo malo del cuento.
Por los callejones sin salida.
¡Por tanta mediocridad e hipocresía!
Por las lenguas mordaces,
por las vallas sin pintura.
Por todos los que se ahogan
en mareas nauseabundas.
Por los que no se atreven a amarse.
Por los que murieron en vida.

Por los que trafican con órganos.
Por aquellos que se ven obligados 
a vender sus vidas.
Por los que nada valoran.
Por los que perdieron la partida.
Por la sociedad corrupta
que pretende que nada se diga.
Que nada cambie.
Que todo así siga.
Por los que sabiéndolo, 
contagiaron el sida.

Por los veranos sin playa.
Por las sillas vacías.
Por el peor de los males
o la peor de las pesadillas.
Por los que trafican con drogas
y por los que las cortan con mierda 
                                               por guita.
Por los que quitaron vidas.

Por la guitarra que no es tocada
y por la puta, la puta envidia.
Por los renglones torcidos
que Dios antes escribía.
Por los sarmientos dormidos
y la ceguera embravecida.
Por todos los que se creen 
sus propias mentiras.

Por los niños abandonados, 
los abuelos olvidados y las paredes torcidas.
Por los que no llegan a final de mes.
Por los que no pudieron seguir con vida.

Por esa aceptación en masa
de costumbres suicidas.
Por no haber sabido decir las cosas 
cuando no se decían.
Por haberme quedado demasiado 
donde amar no podía.
Por las veces que no he sido correspondida.

Por los pecados del padre.
Por los de la hija.
Por la tristeza sembrada,
por la pena recogida.
Por lo que actualmente llaman política.
Por la contaminación de los mares.
Por las aves que no pían.
Por la locura que subyace
en la mundanal insidia.
Por la desmedida avaricia.

Por las necedades cometidas.
Por la inutilidad del sistema.
Por tanta imparidad creída.
Por los que niegan las luces.
Por las causas perdidas.
Por las toallas tiradas
y las banales noticias.
Por las pintadas borradas,
por todo lo que contamina.

Por las prostitutas ajadas
y las almas perdidas.
Por los espíritus que sufren.
Por la bondad impedida.
Por los que trafican con seres, armas y policías.
Por los que no comparten todas las cosas bonitas.

Por los que no respetan a la Tierra 
y por tantas otras cositas
                                                 sufrí,
y un manto de estrellas protegió mi vida.
Ahora, libre y bendita, me inicio en un nuevo día.
Por siempre, siempre y para siempre mía.
Para servir a Dios  y a la Madre Divina. 
Así en el Cielo como en la Tierra.
Felizmente, ya en mí misma.

Gracias a la Vida.
Y a los Seres que de verdad ( ♥️ ) me aman sin medida.

Yo, Ana Manuela García.
En la Tierra de mi Vida.