¡Que España sane!
Que no se deje llevar por otras corrientes o dinastías.
Que deje de ser cobarde
cuando,
precisamente,
desde siempre,
es valentía,
como oro puro,
lo que bajo su tierra,
mi tierra,
nuestra tierra
subyace.
En lo general y en el día a día.
Que no tenga que pasar nunca
nadie
lo que pasó a esa niña.
Allá donde quiera que esté
¡que Dios la bendiga!
(Gracias a dos buenas amigas que indirectamente me inspiraron para que de nuevo se
oiga mi voz en alto).