Ya no iré mendigando silencios
ni caminando entre dos aguas.
Conseguiré hacer sonar, dulces,
los arpegios de mi guitarra.
Ya no iré mendigando cariño
ni dejándome abandonada.
Creo y crearé constante armonía
con mi voz y mi palabra;
ahora, para mí misma primero,
también para la tierra amada,
sobre la que iré,
como en volandas,
pues Ella es la que me alza.
ni caminando entre dos aguas.
Conseguiré hacer sonar, dulces,
los arpegios de mi guitarra.
Ya no iré mendigando cariño
ni dejándome abandonada.
Creo y crearé constante armonía
con mi voz y mi palabra;
ahora, para mí misma primero,
también para la tierra amada,
sobre la que iré,
como en volandas,
pues Ella es la que me alza.