Hoy me levanté y, de camino, pensé: ¿qué de bueno puedo regalar yo hoy?
Y vinieron a mí estas palabras, las que escribo a continuación.
Así que, hoy, desde este blog, para la Madre Tierra y para mi país, España, con estos versos, quiero regarles esperanza.
¡¡Que la ilusión continúe!!. Hablo de ilusión, nunca de magia.
¡¡Que la ilusión continúe!!. Hablo de ilusión, nunca de magia.
Seguir creyendo aunque con discernimiento: ¡que no todo es cuento de hadas!
No hay hora para la poesía
pensó la princesa encantada
el viernes a medio-día
antes que el príncipe la despertara
con su beso de cristal
entre las sábanas blancas
o en aquel episodio
en el que ella besó a la rana.
También recordaba
algo nostálgica
aquellas tardes tranquilas
en las que hilaba en la rueca
en la torre más alta
o cuando pegó certero mordisco
a esa envenenada manzana.
No hay horas fijadas.
Ni para escribir versos
ni vivir la vida
o componer sonatas;
ni para lanzar suspiros al viento
el amado por su amada
o para escapar corriendo
de la bruja más malvada
ni tan siquiera echando
una larga trenza por la ventana.
¡¡Ay, qué esas cosas no existen!!
¡¡Ay, qué no creo en cuentos de hadas!!
Pues la poesía es eso y poco más nada.
Es el desplegar de luces tras la alborada
el encuentro de Peter Pan y Wendy
el triunfo constante de la bondad innata,
el contínuo repiqueteo
de campanillas y tazas
o si no que se lo pregunten a Alicia
en aquella chocolatada,
es seguir el camino
de baldosas de colores recién pintadas
es mirar a la luna
y a los espejos del agua
es saber que volverá la primavera
aunque la carne esté helada
es vertir amor, sabiduría y cariño
en pociones que sólo sanan,
es desencantar a todo un pueblo
tocando una pequeña flauta.
Poesía es mi alma,
libre del paso del tiempo
y de las reglas humanas.
Es seguir construyendo
lo mejor cada mañana,
con las mejores intenciones,
con la ayuda de Dios y...
pico pala.
Todas las horas son buenas
para escribir poesía
creando salud y nubes blancas,
vertiendo rayos de luz
en todas las mirada,
sonriendo y confiando siempre
también en la ayuda de las hadas,
felizmente concluyó
la princesa enamorada
mientras daba de comer
a su pequeño unicornio
bajo la luna clara.