De Juan José Canedo y su "El jardín"de Villadepalos.
¿Qué queda de mí? Me mira ese niño,
con las pupilas hartas de cadáveres,
lee las palabras que la sangre
escribe en el suelo, palabras
que sólo él descifra y comprende.
El hambre tiene una virtud
adelgaza hasta la humillación,
abre las manos rotas de plegarias
y me dice que la historia está huérfana.
Me mira y le beso buscando lo que queda
de mí en esos ojos negros,
y veo una rana triste en su nariz
que grazna: ¿Por qué? ¿Por qué?
y mirando al cielo escribe:
"No podrán quemar las ideas".
Me mira una vez más ese niño
detrás del cristal de papel,
con su barriga erecta y los mocos de plata,
y lo beso con los ojos vacíos.
Aquí es otoño, reina el silencio,
ajeno a la muerte,
anuncia una tumba ligera,
sin piedras, sin nombre, ni nada.