Escribir un cuento
eterno
que sea completamente perfecto
en la forma,
en el fondo,
en el argumento,
que siga vivo
con el correr del tiempo,
que verdaderamente emocione
a todo el universo.
Es lo que hago cada día
cuando abro los ojos de nuevo
y, a veces,
también cuando los cierro,
al compás de cada gota de agua
de la playa que fielmente me acompaña
en todo momento
a la que está anclado
mi humano cuento.
Escribir
sí,
un mundo nuevo.
eterno
que sea completamente perfecto
en la forma,
en el fondo,
en el argumento,
que siga vivo
con el correr del tiempo,
que verdaderamente emocione
a todo el universo.
Es lo que hago cada día
cuando abro los ojos de nuevo
y, a veces,
también cuando los cierro,
al compás de cada gota de agua
de la playa que fielmente me acompaña
en todo momento
a la que está anclado
mi humano cuento.
Escribir
sí,
un mundo nuevo.