Al final, no fui este año, como tenía programado, a plantar arbolitos el pasado domingo con toda la maravillosa gente que, con ese motivo, se une en la isla en la que vivo, todos los años, para repoblar la laurisilva, etc. Y, con ello, enriquecer nuestro suelo, nuestra tierra.
Otro año...
cuando sea.
cuando sea.
Porque...
finalmente decidí pasar el día del sábado en la zona del Parque Sta. Catalina en Las Palmas rodeada de mucha gente también estupenda que se reunió con motivo de la marcha internacional por el clima, organizada por Avaaz, con motivo de la Cumbre por el clima para tomar medidas paliativas -y esperemos que también resolutivas- de cara al cambio climático, que está teniendo lugar en París.
Bendigo con amor, luz y sabiduría a todos los políticos y gentes que participan en ella para que sepan, quieran y puedan tomar las mejores decisiones para dejar de contaminar y mejorar, así, la vida en nuestro planeta.
Al contrario que algunas de las personas que encontré, entre otros, aquel día -la única "lástima"...- soy -gracias a Dios- de las que piensan, cree, pide, siente, quiere, sabe, confía, ora, espera...
que todo se solucione favorablemente para la Madre Tierra y los seres que moramos en ella. Y...
¡que así sea!
Como te, como os cuento, pasé un estupendo sábado en buena compañía, enseñando, aprendiendo, conociendo, reconociendo, disfrutando...
¡Qué bueno ver a tanta gente allí reunida por motivos solidarios, benéficos y altruistas! -aunque aún queda y, aunque, a veces, haya de todo como en botica, ja,ja!!-.
Muchos niños y adolescentes de diversas escuelas e institutos de la ciudad que amablemente me acoge desde hace tantos años pusieron su granito de arena. Para que... también algunos aprendan.
De hecho, tras pasar por al lado de un payaso y unos niños haciendo pompas gigantes de jabón podías encontrarte, de lleno, esta elección -lección-:
Anna.